lunes, 13 de abril de 2015

Los dispersantes usados en el vertido del golfo de México, dañaron mas que le petróleo.

Un estudio demuestra que las sustancias químicas utilizadas para limpiar la zona fueron más tóxicas para los corales.

Los dispersantes usados en el vertido del golfo de México dañaron más que el petróleo
REUTERS. Un pelícano manchado de petróleo, tras la explosión de la plataforma de BP en el Golfo de México


A veces el remedio es peor que la enfermedad. Esa es la conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Temple y de la Universidad Estatal de Pennsylvania, que analizó el efecto en los corales de agua fría de los dispersantes químicos que se utilizaron para diluir el vertido de la plataforma Deepwater Horizon, propiedad de Bristish Petroleum (BP), en el Golfo de México, del que el próximo 20 de abril se cumplen ya cinco años.
El resultado del estudio revela que los dispersantes que se usaron fueron más perjudiciales para los corales que el propio petróleo, según detallan los investigadores en la revista «Deep-Sea Research II».
Se estima que unos cinco millones de barriles de petróleo crudo escaparon del pozo siniestrado en 2010, y que para limpiarlo se usaron casi siete millones de litros de dispersantes -emulsionantes químicos utilizados para descomponer el petróleo-. Estos químicos se aplican normalmente en la superficie del agua, pero el vertido de la Deepwater Horizon fue el primero en que se aplicaron estos dispersantes en profundidad.

Un experimento en tiempo real

Erik Cordes, profesor asociado de Biología en la Universidad de Temple, quien desde hace más de una década estudia las comunidades coralinas en el Golfo de México, afirma que «la aplicación de los dispersantes en profundidad fue un gran experimento que se realizó en tiempo real. Se quiso hacer inmediatamente algo sobre el petróleo que salía del pozo pero en realidad no se sabía cuál podía ser el resultado».
Tras el derrame de 2010, Cordes y sus colaboradores descubrieron varias poblaciones de corales dañados en el Golfo de México, queaparecieron recubiertos con un limo de color oscuro en el que hallaron presencia del crudo del derrame y de residuos procedentes de los dispersantes. «Quisimos saber si esos daños habían sido causados por el petróleo, los dispersantes o una combinación de ambas cosas», explica Danielle DeLeo, autora principal del estudio. «Sabemos que los corales en el Golfo fueron expuestos a todas estas diferentes combinaciones, por lo que hemos estado tratando de determinar la toxicidad del petróleo y los dispersantes, y ver su impacto sobre los corales».

Letal a menor concentración

Para ello los investigadores expusieron los corales a un rango de concentraciones tanto del dispersante como del petróleo para asídeterminar la dosis letal para cada uno. Y encontraron que el dispersante es tóxico para los corales en concentraciones más bajas que el petróleo, lo que significa que es más tóxico que el petróleo. «Se necesita menos cantidad de dispersante que de petróleo para matar a un coral -explica Cordes-. Y eso a pesar de que, además, el petróleo aumentó su toxicidad en combinación con el dispersante».
Se supone que el uso de dispersantes reduce el impacto de los derrames de petróleo en el medio ambiente, explican los investigadores, «pero cada vez hay más pruebas de que eso no es lo que está pasando», dice Cordes.
Su laboratorio está llevando a cabo estudios adicionales para tratar de replicar las concentraciones de petróleo y de dispersante a las que los corales estuvieron expuestos durante el derrame de 2010, pero este estudio supone el primer paso en la determinación de los niveles tóxicos de dispersantes y su impacto en el medio ambiente.

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