lunes, 30 de mayo de 2016

Agua contaminada con arsénico aumenta riesgo de padecer diabetes

México.- El consumo de agua contaminada con arsénico es un riesgo para la salud de las personas, en particular de aquellas que viven en la zona norte del país, pues incrementa la posibilidad de padecer obesidad y diabetes tipo 2.
Así lo aseguró la científica del Instituto de Investigaciones Biomédica de la UNAM, Andrea Díaz-Villaseñor, quien llegó a esa conclusión tras realizar un estudio de epidemiología molecular en Coahuila y Durango, estados que comprenden la Comarca Lagunera.
“La exposición al arsénico es un problema grave de salud que, aunado a una dieta alta en calorías, la inactividad física y a los factores genéticos, podría explicar la alta prevalencia de diabetes, principalmente en la zona norte del país”, expuso.
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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el arsénico está distribuido de manera natural en la corteza de distintas regiones del planeta y, por tanto, varios países tienen niveles altos de este metal en el agua subterránea.

En relación a la salud, indica en su página de Internet el organismo, la mayor amenaza reside en la utilización de agua contaminada para beber, preparar alimentos y regar cultivos alimentarios.
De manera que la exposición prolongada a este metaloide puede causar cáncer y lesiones cutáneas, además se asocia a la aparición de enfermedades cardiovasculares, neurotoxicidad y diabetes.
“Entre mayor grado de contaminación, tenemos mayor probabilidad de padecer diabetes y probablemente también obesidad”, expresó la especialista galardonada con el Premio Wiezmann 2008 de la Academia Mexicana de Ciencias y el de la farmacéutica Silanes 2008 por sus trabajos en el área.
La doctora del Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental dijo a Notimex que de 2005 a 2008 dieron seguimiento a un estudio epidemiológico previo, donde se determinó un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 por la elevadas concentraciones de arsénico en la región norte de México.
Para la investigación subsecuente, que fue publicada en la revista Internacional Plos One, los investigadores participantes volvieron a contactar a las personas evaluadas en el estudio anterior para analizar las concentraciones de arsénico en la orina, como marcador de exposición.
Además, indicó la especialista, se realizaron pruebas en una muestra de agua para consumo humano, que las mismas personas proporcionaron para tales fines.
También, de manera indirecta, hicieron una valoración en la funcionalidad de las células beta del páncreas a través de los niveles de glucosa e insulina en sangre.
Los resultados revelaron que a mayor exposición de arsénico, las células beta -encargadas de sintetizar y secretar la insulina- tuvieron una disminución en su función y, en consecuencia, resultó un factor de riesgo muy alto para desarrollar diabetes.
Díaz-Villaseñor recordó que el estudio contó con 72 participantes –32 sin problemas de diabetes y 40 con diagnóstico previo-, quienes mostraron concentraciones de arsénico en la orina de 120 microgramos por litro en promedio.
En el agua de consumo proporcionada, por ejemplo, hubo un rango de dos a 145 microgramos por litro del metaloide, una cantidad que en la mayoría de los individuos rebasó la norma nacional de calidad de agua potable.
De acuerdo con la NOM-250-SSA1-2014, la legislación mexicana establece un límite máximo permisible de arsénico en el agua para uso y consumo humano de 25 microgramos por litro.
Esto a pesar que hace más de dos décadas la OMS implantó este límite en 10 microgramos de arsénico por litro, pues este metaloide es una de las 10 sustancias químicas más riesgosas para la salud.
La especialista comentó que en el estudio midieron en los participantes la presencia de algunas variantes genéticas del gen de la calpaína 10 en las personas, las cuales se asocian a un mayor riesgo de padecer diabetes en la población mexicana.
Entre los resultados, los expertos hallaron que la presencia de dos variantes de este gen confiere menor funcionalidad de las células beta y que el efecto de una de ellas, en particular, depende de la presencia de arsénico.
Entonces, aseveró la investigadora, la alteración en la funcionalidad del páncreas, en específico en las células beta, es uno de los mecanismos de acción en los que interfiere el arsénico para incrementar el riesgo de un problema que lo habían observado también en diversos estudios experimentales in vitro.
A pregunta expresa sobre cuánto aumenta el riesgo de padecer diabetes por consumir agua contaminada con arsénico, Díaz-Villaseñor argumentó que esto varía de acuerdo a la región por los diferentes niveles de concentración del metaloide.
Sin embargo, mencionó que de acuerdo a otros estudios realizados en diversos países podría incrementar hasta ocho o diez veces más, comparado con quienes no están expuestos.
La investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) refirió que la exposición a altas concentraciones de arsénico y una dieta alta en grasas y/ hidratos de carbono son también una combinación de riesgo.
Sobre todo en la zona norte por el tipo de alimentación en la frontera, pues la nutrición parece ser un modulador de la vulnerabilidad a la contaminación ambiental, al actuar como un potenciador o protector de los impactos en la salud.
“El tipo de alimentación y la exposición a contaminantes deben de considerarse como covariables críticas en el desarrollo de enfermedades metabólicas”, agregó Díaz-Villaseñor.
Por tanto, la científica exhortó a la población a tomar conciencia ante el grave problema de salud que representan la diabetes y la obesidad.
Agregó que, mientras continúan los estudios sobre los efectos de los diversos contaminantes ambientales y substancias químicas en la aparición de dichas enfermedades, lo ideal es tener una dieta saludable, actividad física regular y evitar aquellas situaciones que representen vulnerabilidad como estrés, depresión y ansiedad.

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