martes, 24 de mayo de 2016

Del agua, mitos y realidades

Foto: Desconocido
Dos átomos de hidrógeno más uno de oxígeno y ahí está: el agua, uno de los elementos vitales para la salud y la supervivencia del hombre, así como del planeta y cada una de las especies que lo habitan.
Forma parte del 70 % de nuestro peso corporal y no es de extrañar que una persona que no beba agua pueda morir en unos pocos días. Numerosas investigaciones refieren que en condiciones normales, un ser humano cada día pierde unos dos litros de agua entre el sudor, la respiración, la orina y otras actividades de la vida diaria; y estos dos litros deben ser recuperados en la misma jornada, ya sea ingiriendo agua, refrescos, fruta o alimentos acuosos, entre otros.
Los expertos refieren que por ejemplo, el cerebro humano está compuesto de un 95 % de agua, la sangre de un 82 %, y los pulmones de un 90 % de este elemento. De ahí que, apenas una disminución de un 2 % en la composición de nuestro cuerpo puede causar ya los primeros síntomas de deshidratación, como son la pérdida momentánea de la memoria, problemas con las matemáticas, dificultad en enfocar la mirada en objetos o letras pequeñas, entre otros mu­chos síntomas.
Asimismo, un déficit de agua del 4 % acarrea dolores de cabeza, irritabilidad, somnolencia y graves dificultades de concentración. Si alcanzamos un 10 % de pérdida de peso corporal debido a la deshidratación, podemos incluso perder la vida.
Son más de una las creencias que atentan contra la adecuada ingesta de ese líquido vital. Granma conoció a través de la Unidad Nacional de Promoción de Salud y Prevención de En­fermedades del Ministerio de Salud Pública so­bre algunos de los mitos más frecuentes en la población, relacionados con el consumo de agua, que van desde evitar beber durante las comidas, tomar agua baja en sodio para cuidar el corazón o creer que se debe beber solo cuando se tiene sed.
Aquí le van algunas de las realidades que so­bre el agua debemos, por nuestra salud, conocer:
Mito 1: Tienes que beber ocho vasos (dos litros) de agua al día
Realidad: De acuerdo con los expertos el sexo masculino necesita la cantidad diaria de tres litros de agua, mientras que las mujeres solo necesitan 2,2 litros. Puede ser que estas cantidades te parezcan un poco exageradas. Sin embargo, solo con beber cuatro vasos de agua durante la comida ya alcanzas un litro de agua, casi la mitad de lo que recomiendan los expertos. Otro truco para beber agua sin darte (casi) cuenta consiste en añadir medio litro de zumo o de infusiones a tus desayunos.
Mito 2: Bebe solo cuando tengas sed y ob­tendrás los fluidos que necesitas
Realidad: ¡Cuidado! Esta sentencia podría servir para alguien muy sedentario, pero no para cualquiera que, aunque sea de forma ocasional, haga ejercicios. Según apuntan estudios recientes, pierdes líquido tan rápido que el cerebro no tiene tiempo de reaccionar. Incluso, algunas in­vestigaciones refieren que las mujeres pierden más líquido haciendo ejercicio que los hombres. Por tanto, una hora antes de entrar en el gimnasio es recomendable beber medio litro de agua extra antes de que tu cuerpo empiece a deshidratarse.
La sed aparece cuando las pérdidas de líquidos corresponden a una disminución del 3 % del peso corporal o más, por lo cual se recomienda no esperar a tener sed o sensación de boca seca para tomar agua, que es un llamado de atención tardío del cuerpo.
Mito 3: El café y el té deshidratan
Realidad: Falso. Ese innegociable café matutino que prefieren una gran cantidad de personas  es hidratante. ¿Por qué? Porque el café es básicamente agua, salvando la leche, si es que te tomas un cortado o café con leche. Por otra parte, las bebidas con cafeína no deshidratan, siempre y cuando sean consumidas con moderación, que viene a ser un máximo de cinco cafés, tés o bebidas con cafeína diarios.
Mito 4: Beber agua antes de comer te ayu­da a perder peso
Realidad: Olvídalo. El agua que bebes an­tes o durante una comida no te ayudará a ba­jar de peso, y tampoco ayuda a que la comida salga más rápido del cuerpo. El agua y los sólidos no se mezclan, y por tanto el agua sale muy rápi­do del estómago. Lo que sí te serviría es comer alimentos que contengan agua, co­mo frutas y verduras, que se digieren en el es­tó­mago y pasan por los intestinos, igual que el resto de la comida, y esto hace que te sientas satisfecho sin que sumes ca­lorías a tu dieta. Si bebes agua, solo calmas la sed, mientras que alimentos con agua sacian el hambre y te hi­dratan al mismo tiempo. Frutas como el melón, el melocotón, el pepino y el to­mate serían ideales. ¡Son pura agua!
Mito 5: El agua de pozo o manantial no hay que hervirla ni clorarla 
Realidad: Es un disparate no hacerlo si es­ta agua será utilizada en el consumo humano, pues toda el agua de cualquier procedencia debe de hervirse y clorarse para mayor se­guridad.
Mito 6: El agua hervida produce cálculos
Realidad: No es cierto, ya que el agua hervida es lo suficientemente estéril, posteriormente se le añade el hipoclorito y es un agua 100 % segura para su consumo.
Son muchos más los mitos que existen alrededor de este líquido. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que “el agua no contribuye significativamente a la ingesta total diaria de sodio”, por lo que “la sal del agua no au­menta la presión”.
Es por ello que para reducir significativamente el sodio en la dieta es preciso concentrarse en la sal agregada a las comidas y en productos tales como pan de panadería, comidas rápidas, carnes frescas y quesos; no así en el sodio contenido en las aguas.
Asimismo, los expertos alertan que beber du­­rante las comidas no dificulta la digestión, por el contrario, incluir agua  a la hora de comer puede mejorar los hábitos de ingesta de líquidos y promover un estilo de vida más saludable.
Fuente: www.granma.cu

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