miércoles, 25 de abril de 2012

El cambio climático deja sin agua a la Cachemira paquistaní


El aire se llena de la dulce fragancia del azafrán. Allí están las montañas nevadas, las huertas de frutas y espléndidos lagos que nos trasladan al siglo XVI cuando el emperador mogol, Nurrudin Muhammad Jahangir, describía Cachemira como el paraíso en la tierra.
A 23 kilómetros está la línea del alto el fuego que separa la región de Azad Jammu y Cachemira, administrada por Pakistán. La vida es, hoy por hoy, pacífica en esta parte de esta región en disputa con la India.
Pero la paz dejó al descubierto un desafío pendiente: el agua, que en un tiempo fuera abundante en el distrito de Rawalakot, es un bien cada vez más escaso.
La profundidad de los acuíferos ha bajado hasta los 76 metros, mientras que hace 50 años se encontraban apenas a 21 metros.
Sentado sobre una valla de madera, junto a la carretera, Muhammad Naseem Khan, de 50 años, maestro de escuela, dice que la falta de agua es fácil de ver: "Sólo quedan tres fuentes de las ocho que había en el área, y eso es alarmante".

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