"Dicri qui si ansí (el agua se fue)", dijo en su lengua Nemesio González Lázaro, según la anécdota relatada este martes a la AFP en Buenos Aires por el director del Instituto Interamericano de Cooperación para el Agua (IICA), el mexicano Víctor Villalobos.
Villalobos, laureado en todo el mundo por su prédica en favor de un uso racional y sustentable del agua en la agricultura, ilustró el reto de los gobiernos con esa simple frase.
"Costa Rica es un país con importante dotación de agua por lluvia o ríos. Y lo mismo ha ocurrido en Centroamérica y todo el hemisferio americano. El campesino supo decirlo mejor que nadie", afirmó el experto.
Villalobos dijo que "dramáticamente tenemos que reducir el uso del agua en la agricultura para conservar el recurso líquido".
El especialista contó la anécdota luego de participar de la inauguración del encuentro de ministros de agricultura y funcionarios del área agrícola de 34 naciones del IICA.
La ambientación del foro no pudo ser más simbólica al realizarse a 62 km al norte de Buenos Aires, en un lujoso hotel de campo de la ciudad de Campana, situada en la frontera agrícola.
Desde los ventanales de la reunión pueden verse los verdes jardines y los lagos del lugar, pero rodeados por los campos donde dentro de pocas semanas comenzará la siembra de soja, el "oro verde" que le da a Argentina una cuarta parte de sus ingresos por exportaciones.
"Tiene que haber una conciencia del uso del agua, innovar con tecnología", dijo el conferenciante y líder del encuentro.
Los recursos hídricos desperdiciados en Costa Rica son sólo una muestra de un fenómeno que recorre el mundo y que azota también a la India, a China e incluso al oeste de Estados Unidos.
Según un informe de IICA, la agricultura usa el 70% de los recursos hídricos y, para colmo, sólo menos del 30% es aprovechada, porque el resto fluye por canales hacia el mar o se evapora.
Este es el punto crucial que están discutiendo los ministros sobre un proceso de perfiles apocalípticos dignos de una película de cine-catástrofe.
Dentro de 40 años, la población mundial será de 9.000 millones de personas y para darles de comer y de beber, lo que los expertos llaman "seguridad alimentaria", la demanda aumentará al doble.
"El cambio climático produce estragos y se produce una competencia por el agua", expone Villalobos.
Durante 2012, según su relato, "Paraguay padeció una terrible sequía en la región central y al mismo tiempo las peores inundaciones en la región del Chaco (rural y boscosa)".
La competencia a la se refiere Villalobos desató "guerras del agua", todavía sin un perfil alto, pero indicativas de lo que puede sobrevenir si los gobiernos no aplican políticas de consenso.
El 5 de marzo pasado, unos 30 heridos se registraron en áreas rurales de la ciudad boliviana de Cochabamba, al chocar labriegos que se disputaban el acceso al agua.
Otra batalla por el agua estalló en el nordeste de Brasil en mayo de 2012, con un fallecido y decenas de animales muertos de sed por la severa sequía de 1.100 municipios.
América atesora el 33% de la reservas mundiales de agua dulce, incluyendo el gigantesco Acuífero Guaraní en Brasil, que se extiende a Paraguay, Uruguay y Argentina.
Los pobladores se desesperan por conservar el agua, la embalsan, construyen pozos y canales.
Pero la infraestructura en América, preparada para irrigar 48 millones de hectáreas, sólo se usa para el riego de 39 millones de hectáreas y hacen faltan urgentemente tecnologías que reparen el daño.
Es el dilema de Nemesio González Lázaro, que cuenta en su musical dialecto que "el agua se ha ido".
"De este encuentro debe surgir una respuesta a las preocupaciones de Nemesio", remató Villalobos.
Fuente: www.economia.terra.com
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