Existen muchos prejuicios y clichés en torno a los hábitos de limpieza de diferentes países. Por ejemplo, la idea de que los franceses se bañan menos y usan más perfume o, en la cultura anglosajona, de que los australianos son más sucios (algo que las estadísticas aquí presentadas contradice).
El siglo XX fue el siglo de la publicidad y de la insidiosa invasión del espacio público a la esfera privada. Las compañías de productos higiénicos, en conjunto con las agencias de marketing y publicidad, lograron explotar y aumentar las inseguridades de los consumidores para que utilizaran todo tipo de productos de limpieza, que antes se usaban sólo ocasionalmente, de manera diaria e incesante. Entre ellos el shampoo y el desodorante, de la mano de la idea de que una persona debe bañarse diario (algo que no se acostumbraba en siglos pasados). Esta ideología convenientemente instruida por las marcas que venden estos productos y la civilización del confort y el consumo actualmente está siendo puesta en duda por movimientos ligados a la ecología e incluso la medicina, ya que si bien la asepsia ha logrado evitar contagios infecciosos, el exceso de productos antibacteriales empieza a tener efectos negativos para la salud del microbioma humano.
Según reporta The Atlantic, una encuesta global de higiene arrojó resultados que muestran que las personas de países latinos suelen bañarse más, una costumbre que tiene su mayor adherencia en países como México, Brasil o Colombia. Aquí podemos detectar seguramente una relación entre el clima y el baño: en el calor es más apetecible, pero también quizás una relación cultural: los latinoamericanos tienen temperamentos más flemáticos. Otra cosa a analizar debería ser el nivel de propaganda al que las marcas de higiene someten a la población y sus mismas inseguridades estéticas o de imagen corporal y reacciones a estigmas (complejos culturales como puede ser no aceptar el color de piel). Por otro lado, China, Japón y Gran Bretaña son algunos de los países que menos se bañan. India y Francia son los países que menos usan shampoo proporcionalmente.
Antes de jactarse de una supuesta limpieza, países como México (que muestra el mayor número de baños con shampoo) también deben considerar que bañarse diario puede ser una práctica poco ecológica, especialmente cuando existe una distribución tan desigual del agua como ocurre en muchas partes de México, a lo que hay que añadir también el uso de jabón y shampoo. Tomando en cuenta este tipo de cosas, hablando de la cultura y hasta de la metafísica del baño, no podemos igualar la cantidad de veces que una persona se baña con un indicador de mayor limpieza.
Si te interesa cuidar el agua sin sacrificar tu higiene, puede leer las lecciones de 1 año sin bañarse de Rob Greenfeld (quien logró mantenerse limpio sólo utilizando fuentes de agua natural, ríos, lluvia, etcétera).
Fuente:http://pijamasurf.com/
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