miércoles, 23 de enero de 2013

El acceso al agua es contradictorio en México.




Panorama. El 87% de la población tiene agua potable en las áreas rurales, pero el acceso es obstaculizado por los sistemas de distribución. fotogrillo.blogspot.mx 
Cerca de 200 mil localidades en México con menos de 2 mil 500 habitantes hoy no tienen acceso directo al agua, por lo que el líquido sigue siendo un índice de desigualdad social en nuestro país, señaló María Luisa Torregrosa, investigadora de la Red de Agua de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Expresó que paradójicamente donde los niveles de agua potable son mayores –como sucede en los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca–, existe menor cantidad de gente con acceso al recurso.

Para solucionar este problema de abastecimiento, dijo, primero es necesario conocer los indicadores y registros del líquido que ayuden a entender su ciclo hidrológico y social: cuánta agua se consume, cuántos mililitros se inyectan, qué porcentaje está contaminado y de qué forma se distribuye.

“La comunidad científica debemos trabajar en la recopilación y en el monitoreo de información sistemática, confiable y precisa, porque los registros actuales son parciales y difieren entre sí. Debemos proponer qué institución o conjunto de instituciones puede ser la más adecuada para alimentar un sistema único de información hídrica”, comentó.

La también investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) indicó que el acceso al agua es contradictorio en México, porque en donde hay mayor cantidad de población tienen menor precipitación, pero una mayor cobertura de agua potable, en cambio –principalmente en el sur del país–, hay mucha precipitación pero menos población asentada y escasa cobertura de agua potable.

En el caso de las ciudades, explicó, la desigualdad se manifiesta en el pago y en su distribución. “No hay criterios de equidad en la distribución ni tampoco existe un sistema de acceso, de cobertura y de pago equitativo. Hicimos un estudio que nos reveló que conforme más volumen de agua consumía la gente, el metro cúbico valía menos, entonces quienes consumían más, pagaban menos y quienes consumían menos, pagaban la tarifa normal del metro cúbico”, explicó.

A pesar de esta situación, la investigadora resaltó que el pago de agua en las ciudades como el Distrito Federal es muy bajo. “En algunos casos los pagos representan poco, pero valdría la pena verificar si los medidores están descompuestos o si los sistemas tienen más aire que agua”, señaló.

DISTRIBUCIÓN. Aunque las cifra sobre la cobertura de agua potable a nivel nacional indiquen un panorama alentador: 94% de la población citadina cuenta con servicios de agua y el 87% en las áreas rurales, María Luisa Torregrosa indicó que el avance de un acceso universal se ve obstaculizado por los sistemas deficientes de distribución.

Por un lado, señaló, hay zonas rurales que diseñan sus propios sistemas de abastecimiento ante la falta de uno y, por otro, hay urbes en donde la red de tuberías pierde el 40% del líquido que transporta. “En el caso de las ciudades me parece insustentable tener un sistema de abasto con una infraestructura que viene desde Valle Bravo hasta la ciudad, que es caro y que aporta 30% del volumen de agua que se consume en el Distrito Federal, lo cual equivale a un volumen menor del que se pierde en las redes. Es un problema serio subir el agua a miles de metros y después perder un volumen mayor en la distribución”, indicó.

“No debemos pensar que la solución del agua para todo México es la misma, debemos analizar las necesidades de cada población”, comentó la investigadora, y añadió que también es urgente definir una política y una legislación que proteja e incentive este recurso a niveles sustentables, eficientes y técnicamente consolidados.

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