lunes, 6 de julio de 2015

La receta israelí para el uso eficiente del agua.

Las condiciones geográficas, la sequía y la creciente demanda por el consumo de agua han llevado al desarrollo de diferentes sistemas para la conservación de este recurso en Israel. Entre éstos se encuentra el tratamiento de aguas servidas, el riego por goteo y la desalinización.


Abrir una llave y que no cayera agua era uno de los escenarios posibles que enfrentaba Israel debido a la sequía que afecta al país desde mediados de los 90 y que entre 2005 y 2008 provocó un déficit de este recurso de dos mil millones de metros cúbicos. Hace un año se vivió aquí el invierno más seco y las precipitaciones han disminuido sostenidamente. De acuerdo con información de la Autoridad del Agua, el consumo doméstico alcanza al 38% aproximadamente, la industria usa un 6% y la agricultura cerca de un 58%.
Mientras que la demanda de agua potable anual llega a los 1.200 millones de metros cúbicos y se estima que para 2020 llegue a los 1.700 millones y en 2050 a los 2.450 millones de metros cúbicos. 
Es por eso que buscar diversas alternativas para un uso eficiente de este recurso es una de las tareas fundamentales de las autoridades. Invitada por el gobierno de Israel, La Tercera pudo conocer algunas de esas iniciativas.
Tratamiento de aguas servidas
Es uno de los métodos más amigables con el medio ambiente, eficientes e importantes de conservación de agua. A esta estrategia se le suma el reciclaje, es decir, que las aguas residuales tratadas sean usadas en la agricultura.
Un buen ejemplo de este método tiene lugar en la región de Dan que produce 370 mil metros cúbicos de aguas residuales diarias, lo que corresponde a casi el 40% del total del país. Se trata de aguas que se utilizan en la cocina, baños, ducha, plantas industriales e instituciones comerciales. La planta Shafdan -ubicada en Rishon Le´Tsion- fue construida en 1987 y es una de las más grandes del mundo. Trata toda el agua residual de esta región y entrega el 70% del agua de irrigación en el desierto del Negev. El agua residual es tratada en la planta y se purifica a un punto que alcanza un nivel que se asemeja al del agua potable, que tiene los más altos niveles de pureza en Israel.
Al término del proceso, cerca de 130 millones de metros cúbicos van hacia campos de cultivo en el desierto del Negev cada año. Sin embargo, para que esta agua pueda servir para irrigación debe pasar por procesos biológicos, de descomposición orgánica, descomposición de elementos químicos y  de oxidación.
Desalinización
En 1999 el gobierno israelí inició un programa de largo plazo de desalinización de aguas llamado Osmosis Inversa del Agua de Mar (Swro, Sea Water Reverse Osmosis), con el fin de mitigar las condiciones de sequía en el país y la creciente demanda de los recursos hídricos. Según señala la Autoridad de Agua israelí, la cantidad de agua que se somete a este proceso varía de acuerdo a las tasas de consumo y las precipitaciones caídas. 
Actualmente existen cuatro plantas desalinizadoras en el país: la de Ashkelon, Palmachim, Hadera y Sorek y la de Ashdod que se encuentra en construcción. Según un informe de la Autoridad del Agua, esto ha permitido que se vaya cerrando la brecha entre la demanda y el suministro de agua. 
La producción de agua desalinizada llega a US$ 0,55 por metro cúbico versus US$ 1 que cuesta en promedio en el mundo. Para 2020 se estima que las plantas de Swro puedan producir casi toda el agua doméstica que se consume en Israel.
Riego por goteo
Este sistema fue desarrollado en Israel e introducido a la agricultura local en los 70. Entre 1975 y 2010, el promedio requerido de este recurso cayó de 8.700 metros cúbicos por hectárea a 5.500 metros cúbicos. Además, la producción agrícola -durante el mismo período- se incrementó 1.200 veces con el mismo consumo de agua. Hoy, un 75% de los cultivos son regados mediante este método y el 25% mediante rociadores. Esto ahorra un tercio del agua requerida para los cultivos.

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