No temas a los resfriados y atrévete con un baño en el mar este invierno. Tiene más beneficios de los que crees.
Imagina la siguiente escena: es verano, hace 35ºC y el sol pega con mucha fuerza. Para escapar del calor, saltas al mar y sientes el golpe instantáneo del frescor del agua. Cuando hace buen tiempo, esta es una sensación genial, pero en invierno y con las bajas temperaturas, no se nos ocurre ni de broma bañarnos en agua fría.
Y es un error porque nadar en agua a baja temperatura aporta un impulso de vitalidad a tu cuerpo e invierno es la temporada en la que, seguramente, más te haga falta un extra de energía.
BENEFICIOS DE NADAR 'EN FRÍO'
1. Eleva tu estado de ánimo. El agua fría dispara la liberación de endorfinas, serotonina y dopamina. Una vez que superes el choque de frío inicial, comenzarás a sentirte más contenta y con más energía.
2. Mejora tu vida sentimental. A menudo, los baños y las duchas frías calientan las relaciones de pareja, aumentando los niveles de testosterona y de estrógenos.
3. Te da luz natural. Al mejorar la circulación, las impurezas se expulsan más facilmente del organismo y tu piel tendrá un aspecto radiante.
4. Fortalece el sistema inmunológico. Aunque no parezca del todo lógico, exponerte a temperaturas bajas te ayudará a no caer enferma. Esto se debe a que el agua fría activa tu sistema inmunológico, lo que aumenta la producción de glóbulos blancos.
RECOMENDACIONES ANTES DE TIRARTE AL AGUA
Adáptate al frío gradualmente: Si no estás acostumbrada, es importante que vayas aumentando tu tolerancia a las bajas temperaturas a lo largo de todo el año, antes de lanzarte a nadar en agua fría por primera vez. Puedes darte baños y duchas frías a menudo, e ir a nadar en otras estaciones, para que tu cuerpo se vaya acostumbrando.
Haz sesiones cortas: Al principio, nada durante pocos minutos, hasta que te vayas acostumbrando y puedas ir aumentando la duración del entrenamiento progresivamente.
Abrígate: Una capa adicional entre tu piel y el agua mantendrá tu cuerpo más caliente cuando nades. Las primeras veces, plantéate vestir un traje adecuado, un gorro, tapones para los oidos, y guantes y calcetines de neopreno.
Y DESPUÉS...
Caliéntate: Cuando salgas del agua, es muy importante que te cambies la ropa mojada por prendas abrigadas, para que tu cuerpo comience a entrar en calor. Anda o corre durante unos minutos y, luego, toma una bebida caliente, como una infusión, por ejemplo. Evita las duchas calientes inmediatas porque podrían confundir a tu organismo después de haber estado expuesto a temperaturas bajísimas. Y, siempre, después de nadar, aplícate crema hidratante, facial y corporal, para mantener tu piel bien hidratada, porque el frío podría agrietarla.
Ponte el bañador, coge aire y tírate de cabeza al agua. Quizá le cojas el gusto y acabes participando en la milla de hielo... ¿Quién sabe?
Fuente: http://www.glamour.es
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