martes, 3 de mayo de 2016

La red hidráulica antigua y peligrosa, tiene 60 años

La tubería fue construida con asbesto, un material cancerígeno, según la OMS y la Agencia para Sustancias Tóxicas de EU; Sacmex descarta que haya riesgos 

para la salud.


 Ciudad de México cuenta con una red hidráulica de 13 mil 500 kilómetros de tubería que serpentea por el subsuelo para inyectarle 31 mil litros de agua potable por segundo, que no son suficientes para abastecer a toda la población porque en su recorrido pierde 41 por ciento del suministro en fugas.
Se trata de un acueducto formado por tubos de hasta 1.52 metros de diámetro, con un promedio de 60 años de uso y que fueron fabricados de asbesto, un mineral cancerígeno que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que sea eliminado en todas sus formas.
En entrevista, el director general del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), Ramón Aguirre Díaz, reconoció que aproximadamente 80 por ciento de la tubería en la capital del país sigue siendo de asbesto, porque 20 por ciento restante, a consecuencia de su deterioro, se ha reemplazado con los años por polietileno de alta densidad.
“Estas tuberías se instalaron hace 60 años en todo el país, no sólo en la Ciudad de México, en Monterrey, en Guadalajara; yo le garantizo que todo el país tiene tuberías de asbesto”, afirmó.
En un documento informativo, la Organización Mundial de la Salud advirtió que la exposición al asbesto ocurre por inhalación y en menor medida por ingestión, durante la extracción y trituración del mineral que arroja fibras dañinas para el organismo.
“Ello incluye la exposición en trabajos de construcción durante el corte y colocación de materiales de asbesto, y en la producción y uso de productos que lo contienen”, precisó.
La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de Estados Unidos (ATSDR, por sus siglas en inglés) indica que “las fibras de asbesto pueden pasar al aire o al agua a causa de la degradación de depósitos naturales o de productos de asbesto manufacturados”, como es el caso de las tuberías de la Ciudad de México fabricadas con asbesto-cemento.
Al respecto, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) estableció una concentración límite de siete millones de fibras de asbesto (de cinco micras o más de longitud) por litro de agua potable.
Sin consenso
En la Ciudad de México se desconoce la cantidad de fibras de asbesto que hay en el agua potable y la OMS determinó que después de realizar estudios epidemiológicos de poblaciones que consumen agua con concentraciones altas de asbesto no hay “pruebas convincentes de la capacidad cancerígena del mineral ingerido”.
“Además, en estudios exhaustivos en animales, el asbesto no ha aumentado de forma sistemática la incidencia de tumores del aparato digestivo. No hay, por consiguiente, pruebas uniformes de que la ingestión de asbesto sea peligrosa para la salud”, subraya la OMS en la tercera edición de la Guía para la Calidad del Agua Potable.
El director general del Sac-mex aseguró que el asbesto se dejó de utilizar en la Ciudad de México por la llegada al mercado de nuevos materiales con mejor tecnología y no por un asunto de salud pública.
“No hay la menor alerta sanitaria, ni en la Ciudad de México ni en ninguna parte del país, de que haya un riesgo de cáncer generado por el agua que se lleva a través de las tuberías”, destacó.
Aguirre Díaz dijo que en caso de que hubiera algún riesgo para la población por el uso de asbesto en las tuberías, él sería el primero en encender los focos rojos, porque “todo México está lleno de asbesto”.
El peligro por el asbesto de la red hidráulica de la Ciudad de México es más bien para los trabajadores que realizan las reparaciones y sustituciones de los tubos, ya que las fibras que libera el mineral al ser manipulado, afectan principalmente los pulmones y el tejido que envuelve la cavidad abdominal conocida como pleura.
En un recorrido realizado por diferentes puntos de la capital pudimos constatar que las cuadrillas que reparan fugas de agua no cuentan con mayor equipo de protección, por lo que están expuestos completamente a las fibras que expulsa el mineral.
“Hay dos tipos de cáncer producidos por exposición al asbesto: cáncer del pulmón y mesotelioma. El cáncer producido por el asbesto no aparece inmediatamente, sino que se manifiesta después de varios años.
“Los estudios en trabajadores sugieren también que respirar asbesto puede aumentar las posibilidades de contraer cáncer en otras partes del cuerpo como estómago, intestino, esófago, páncreas y riñones”, según la Agencia de Sustancias Tóxicas.
Excélsior quiso conocer a través de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) cuáles son las restricciones para el uso del asbesto en México, las regulaciones y los estudios científicos que existen para descartar riesgos en la población, pero no obtuvimos respuesta a la solicitud de entrevista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario